Por Jose Reyes (CHE)
Jamás pensé que tus propios hijos serían capaces de dilapidar aquellas bondades que la naturaleza te ha concedido.
Se han vuelto depredadores de tus vísceras. He visto heridas en los cuatro puntos cardinales de tus límites geográficos. Han vertido sus deshechos en tus playas, ríos, lagunas, en fin, en todos tus afluentes.
Han talado montañas, desnudando tu copioso vestido verde, se han adueñado de tus pulmones, te van asfixiando lentamente con una tortura mutilante, insensible e insaciable.
Ay si tu hijo, el prócer, pudiera de nuevo empuñar la espada y cabalgar de frente a los desagradecidos!
Ay, si el barítono pudiera elevar su voz en defensa de ti, que no puedes protestar!
Ay, si el bohemio de la media voz se enterara de lo que han hecho con su Poza!
No se conduelen, ni siquiera porque el Maestro dijo que lo has dado todo "Por Amor".
Como cobardes, se esconden de la luz en la sombra del poder.
Ya Ysabel, la más prominente, manifiesta una debilidad agonizante. Saturada de maltratos; invaden su integridad, desprenden las raíces de sus entrañas, le niegan su esplendor.
Que será de ella en lo adelante? Que será de ti cuando ya no puedas más? Qué será de nosotros cuando te rebeles?
