Por Amaury
German Martínez
“El
problema es la familia” se ha convertido en
la respuesta favorita de todo aquel que le busca una explicación a los
horrores que a diario reportan los medios de comunicación.
Lo cierto
es que los que así piensan, ignoran que la culpa radica no en la familia, sino en el triunfo de la idea que viene coordinada mediante una bien estructurada política
internacional dirigida a que la población mundial no crea en Dios.
Usted se
podría preguntar, y por qué hacer que la gente no crea en Dios? La razón se cae
de la mata; Porque a partir de ahí no hay obstáculo para hacer lo que se
quiera, porque así “na e ‘na” cosa esta que nos abre la puerta de par en par
para cumplir los deseos sin importar la conciencia y sino hay conciencia
entonces nada es malo. Esa cultura de manera básica la han promovido los
políticos y de ahí otros segmentos de la población como es el caso de los parafílicos.
POLITICOS
Cuando
decimos políticos nos referimos a los que ostentan ‘el poder”. Para los que
ostentan el poder es importante desmitificar la figura del Padre Celestial, por
cuanto la corrupción es su aliada y socia. A partir de la no creencia en Dios,
solo hay que crear las condiciones para garantizar la impunidad. Si Dios no
existe, a quien rendirle cuenta? Si Dios no existe, puedo hacer todo y nada me sucederá.
No hay temor. Se entendió?
PARAFILICOS
Hasta el
año de 1975, se consideraba la homosexualidad como una parafilia, después de
allí, apoyados en el extraordinario crecimiento de ese grupo, iniciaron un
proceso de presión a los políticos de USA, entiéndase gobierno, que dio al
traste con que el Congreso y las instituciones de USA, sacaran a la
homexualidad del grupo de la parafilia. Obviamente que eso va en contra de
natura, es decir, Dios, consecuentemente ese sub grupo, junto a los que todavía
se consideran como anormales sexualmente hablando, como lo es el caso de los
sádicos, sadomasoquista, voyeristas (brecheros) pederastas y otros, promuevan
la no existencia de Dios, por la razón de que si no existe se cae el argumento
de “hombre y mujer” como único género, y de ahí que no habría motivo para impedir que se casen, que formen "familia".